mercoledì, novembre 18, 2015

La Democracia y la paz se construyen con igualdad

Esta mañana hubo nuevos actos de terrorismo en las cercanías de París. A quienes se preocupan por mi integridad física, vuelvo a decirles que estamos bien. En Tours, a 250 km de París, no han ocurrido hechos de violencia esta vez.





En Tours sí vimos nuestra seguridad y nuestra integridad física amenazadas hace pocos años, en 2012 y 2013. En aquel tiempo, se debatía en le parlamento francés la Ley de Matrimonio igualitario.
En el curso de los debates parlamentarios, que llevaron casi un año, hubo manifestaciones violentas en Tours. Los manifestantes, encuadrados por la Iglesia Catĺica, fundamentalmente, salían a las calles a expresar su odio, a proferir amenazas homofóbicas y, en algunos casos, a ejercer violecia física.
Si bien no se traté de actos de violencia tan extrema como los ocurridos en estos días en París, sí se trató de actos vehementes que nos han hecho vivir con temor.
En Argentina, pudo observarse algo parecido en 2010, cuando el Matrimonio Igualitario se debatió y las hordas de fanáticvos de la intolerancia salieron a la calle a expresar sus vana voluntad de mantener la sociedad organizada en castas, resabio decimonónico.
Finalmente la razón logró imponerse y las leyes fueron actualizadas en Argentina primero, en Francia más tarde. El ejemplo argentino fue evocado varias veces.

Estos ejemplos deben servirnos para reflexionar a la hora de elegir a nuestros mandatarios.

Si realmente nos preocupamos por nuestros familiares, amigos, colegas de trabajo, vecinos, gente que apreciamos. Elijamos mandatarios que no promuevan la discriminación y la sociedad del apartheid. Elijamos igualdad. Seguro que no es suficiente, pero sí es necesaria la igualdad de derechos para construir una sociedad y un Estado con Democracia.

Porque quiero una sociedad igualitaria, yo voto a Daniel Scioli​

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El texto que escribí fue inspirado por la siguiente foto, orginalme publicada en redes sociales:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10206327233952177&set=a.10202769334406912.1073741830.1006697798&type=3&hc_location=ufi

domenica, novembre 15, 2015

Mi homenaje a Berugo



El peor final que di durante mis estudios de grado fue el de Fisiología del Comportamiento Animal, en agosto de 1997. Es significativo ese dato, porque esa materia fue una de las que me motivaron a estudiar Biología.

Mi actuación en ese final me recordaba enormemente a un sketch del programa "Yo amo a Berugo". En ese sketch, Berugo Carámbula representaba a un estudiante de Medicina que debía rendir un final evaluado por un profesor severísimo y extremadamente exigente, representado por Arturo Bonín.

En mi caso, los profesores que estaban a cargo de la materia y de tomar el final eran Héctor Maldonado y Arturo Romano. Sí exigentes en cuanto a la calidad del examen, sí también muy buenos docentes e investigadores de excelencia. Al contrario del profesor del sketch, mis profesores de Fiosiología del Comportamiento no tenían ninguna actitud autoritaria.

El examen era oral y éramos muchos los inscriptos para la fecha original. Era un jueves, la lista de alumnos era larga y promediando la tarde los docentes decidieron  dividir la toma de examen en tres fechas. A mí me tocó el lunes siguiente, junto a mi amiga Silvana.
En parte, la nueva fecha me era favorable, tendríamos más tiempo para repasar. Viernes, fin de semana, lunes hasta la hora indicada para rendir.

El lunes lo pasamos con Silvana en la biblioteca. Nos contábamos cada unidad el uno al otro. Algunas cosas nos las explicábamos. Yo, muy entusiasmado con el curso llegué a explicarle algunos temas... Llegó la hora para Silvana. Entra... da examen, sale. ¡Se había sacado nueve! Buenísimo.. ahora me toca a mí..
Peeero... a esa altura yo ya venía sin descansar desde varios días atrás, mis fuierzas me abandoban.
Me senté entre Arturo y Héctor, en esa posición, el primero a mi izquierda, el segundo a mi derecha. Maldonado comenzaba a hacerme preguntas.. y yo no le entedía. No era el concepto lo que no entendía, sino el idioma. Era una persona de una gran cultura, de una dicción impecable, una voz muy clara, además de un gran catedrático. Era como si yo estuviera dando el examen en la mismísima Academia de Atenas y que el examen me lo estuviesen tomando Sócrates y Aristóteles en persona.. porque yo entendía las vocalizaciones de los profesores como si hubieran sido emitidas en griego clásico.
Trataba de responder y me salían incoherencias.. debo haber incluido oraciones finalizadas en la palabra "que".
Lo peor es que Arturo se daba cuenta de que me pasaba algo raro, pues había temas que yo no podía ignorar. En clase yo participaba, comentaba, preguntaba. Trataba de orientarme para que respondiera bien.. ¡Y no había caso! Le pasaba como a su tocayo Bonín en el sketch.

Revivamos la escena:

Héctor Maldonado: ¿Entonces, qué fenomeno se pruduce en ese caso?

Mordi: ....


Arturo Romano: Sí, si lo sabés, como el ejemplo que vimos en clase.

M: ...

AR: la Fa...

M: ..

AR: Faci...

M: Faci... ¿...?

AR: Facilita...

M: ....¡tura!


A pesar de los malos pasos, pude contestar algunas preguntas correctamente y exponer algunos conocimientos básicos... me llevé un poco honroso 4 y el autógrafo de Maldonado en la libreta.