En los últimos años ha habido bastante discusión acerca de la conveniencia de cambiar las unidades moentarias locales y de pasar al euro. De a poco, aún los nuevos estados de la Unión Europea han ido sacándose las dudas y han ido adoptando la nueva moneda.
Sin embargo, en algunos países existen expresiones de resistencia al cambio ejercidas de manera pintoresca. Por ejemplo, comercios en los que los patrones anuncian que siempre aceptarán los viejos billetes y monedas. El caso más famoso es un bar de Austria donde siguen aceptando chelines.
En Suecia, el euro sigue siendo mal mirado. Un poco por orgullo nacional, otro poco por una actitud conservadora. Pero ese afán de aferrarse al pasado me llevó al total desconcierto cuando vi en Gotemburgo un local en el que aún aceptan australes. ¡A revolver los cajones y a encontrar los billetitos verdes con la cara de Rivadavia!
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