martedì, marzo 04, 2008

Arquitectura para optimistas






La semana pasada pude visitar Venecia por segunda vez. Es un lugar de ensueño, una ciudad hermosa, rara, única. En las guías turísticas que describen la ciudad no faltan las referncias a grandes artistas, escritores, cineastas que hubieran pasado por Venecia. Los amantes de la Historia o de la Politologìa no dejan de indagar acerca del sistema republicano que rigiò al Estado veneciano durante siglos. Antes de que las ideas de Montesquieu o de Rousseau cobraran celebridad. Los argentinos más terrenales asocian este sistema republicano a los productos lácteos. Las emociones aue despierta en cada uno la ciudad de los dogi son tan fuertes que nunca nos faltaràn referencias.

Sin embargo, ni en las guías de turismo ni en ninguna placa recordatoria de la ciudad aparece citado el visitante más recordado por los biólogos evolutivos, Stephen J. Gould.

Un par de décadas atràs, el amigo S. J. Gould publicaba su artículo "Las pechinas de San Marco o el paradigma panglossiano" (The spandrells of San Marco or the Panglossian paradigm"). En este artículo, Gould ofrece una visión crítica acerca de cómo interpretar los caracteres hereditarios desde el punto de vista evolutivo. Cómo interpretar las correlaciones entre dos acontecimientos de manera de no presumir falazmente las causalidades.
su prosa es realmente bella y, aunque podamos no acordar con todas las afirmaciones y que ya hayan sido publicadas muchas respuestas a ese trabajo, creo que es un texto que vale la pena leer.

Gould ilustra con la pechinas, las superficies de pared necesarias para unir el interior de una cúpula (redondo) con el crucero de una iglesia (cuadrangular). Hay una de estas superficies en cada una de las cuatro esquinas. Cuatro es un número muy utilizado en textos sagrados y este recurso arquitectónico limitado por la geometría fue aprovechado por los decoradores cristianos para exhibir sobre cada pechina la imagen de un evangelista. En el caso de San Marco, debajo de cada evangelista se representa a cada uno de los ríos del paraíso terrenal. El Dr. Pangloss, maestro de Cándido y acaso el primer optimista, habría afirmado que existen las pechinas para que las imágenes de los evangelistas pudieran ser representadas y, de paso sirven para sostener la cúpula sobre el crucero. Los dos hechos correlacionan: cuatro pechinas (una por ángulo) y cuatro evangelistas que pueden ser representados sorbe ellas. La parte delicada es establecer cuál hecho es anterior a cuál, qué es la causa y qué es la consecuencia.

Si admiramos, como hiciera Gould, el interior de la Basílica de San Marco, acaso nos venga la idea de que lo primero haya sido la decoración, increíblemente bella y de que el edificio se construyera a su alrededor, para conservarla.





3 commenti:

Emepol ha detto...

Qué hermosa ciudad es Venecia...

Anonimo ha detto...

me interesa mucho saber si existe bibliografía que relacione los cuatro evangelistas con las pechinas como elemento arquitectónico, casi siempre en ellas se ubican los cuatro evangelistas....

Mordi ha detto...

Anónimo: quisiera saber tu nombre.
Yo no soy experto en arquitectura. Por lo que dice el célebre trabajo de Stephen Jay Gould, que cito en el texto, las pechinas (que existían antes de la construcción de iglesias) son cuantro porque la base del edificio es cuadrngular y la cúpula es redonda. Como los evangelistas son cuatro, vino bárbaro ese espacio para ubicar sus imágenes allí.
Supongo, especulo, que si las pechinas fueran 6 (edificio de base hexagonal), entonces se ubicarían los evangelistas en cuatro de ellas y se pintaría otra cosa en las dos restantes.
Acaso debas buscar bibliografía sobre arquitectura referida a la concepción de templos.