Artículo publicado, en "Tiempo Argentino" el 24 de Octubre de 2011
A una semana de mi mudanza hacia Francia decidí dar mi última contribución cívica a mi vida en Alemania: ser autoridad de mesa en las elecciones. Son 250 los kilómetros que separan a Jena (sede del Instituto Max Planck, donde trabajé hasta septiembre) de Berlín, sede de la Embajada, un trecho que se hace corto cuando se sabe que se está protagonizando la Historia. Fue en esa misma ciudad donde un año atrás conocí a la presidenta de la Nación y donde fundamos E.Co – Excelencia y compromiso, junto a Cecilia Mendive y otros compañeros.
El domingo comenzó con todas esas vivencias en mi memoria y en el corazón. A las 7 de la mañana llegué a la Embajada. Fui el primero. Luego fueron llegando la presidenta de mesa, el cónsul y demás colaboradores. A las 8 en punto abrió el comicio y amaneció, ¡por fin!
Un sol radiante nos acompañó en toda la jornada otoñal. Durante el día, pude reencontrar a viejos amigos y conocidos y de paso compartir unos mates y hasta un helado de dulce de leche ofrecido por la Embajada. Al caer el sol, se hicieron las 18 y se cerró el acto. El escrutinio resultó engorroso y largo; un acta por distrito de procedencia de los votantes. A las 22:30, el acto estaba terminado. Binner ganó por poco. Segunda Cristina. Lo festejé igual. No hubo ningún inconveniente, pasé un día con grata compañía. Volvimos a elegir presidente según nuestra voluntad... y en pocas horas pude tener por Internet el resultado nacional.
La Historia no se detiene. La fuerza del Pueblo se impuso.
El domingo comenzó con todas esas vivencias en mi memoria y en el corazón. A las 7 de la mañana llegué a la Embajada. Fui el primero. Luego fueron llegando la presidenta de mesa, el cónsul y demás colaboradores. A las 8 en punto abrió el comicio y amaneció, ¡por fin!
Un sol radiante nos acompañó en toda la jornada otoñal. Durante el día, pude reencontrar a viejos amigos y conocidos y de paso compartir unos mates y hasta un helado de dulce de leche ofrecido por la Embajada. Al caer el sol, se hicieron las 18 y se cerró el acto. El escrutinio resultó engorroso y largo; un acta por distrito de procedencia de los votantes. A las 22:30, el acto estaba terminado. Binner ganó por poco. Segunda Cristina. Lo festejé igual. No hubo ningún inconveniente, pasé un día con grata compañía. Volvimos a elegir presidente según nuestra voluntad... y en pocas horas pude tener por Internet el resultado nacional.
La Historia no se detiene. La fuerza del Pueblo se impuso.