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El pasado 26 de enero estuve de viaje por Berlín. Fui a la Ciudad Mundial para saludar a mi amigo Lyndon, ahora devenido, Herr Doktor Lyndon. Si bien no es la primera vez en que llegara a Berlín en avión, sí fue mi primer aterrizaje en el aeropuerto de Schönefeld, al sudeste de Berlín.
Desde allí debía viajar a Charlottenburg, refinado barrio del oeste. Justamente allí festejaríamos el exceltente resultado de la defensa de tesis de Lyndon. El viaje a través de Berlín no deja de despertar cierta curiosidad, de hacer que me pregunte cómo habrá ido cambiando la ciudad a lo largo de los años. Yo ya la conocí reunificada, de hecho, ya toda Alemania estaba reunificada desde diez años antes, cuando yo llegara a Berlín en septiembre de 2000. En esa época, era ya posible recorrer el Ku'Damm junto a Frank, nativo de Berlín este. Ya por ese entonces, orientales y occidentales trataban el mismo asunto, o casi. Sin embargo, yo nunca dejé de percibir un menosprecio por todo lo que tuviera que ver con el este alemán. No sólo con la política gurbernamental de la RDA, sino con cualquier cosa. Para mí ha sido siempre algo difícil de entender, pues para unificar dos países creo que el diálogo entre los pueblos debía ser algo necesario.
Desde hace algunos años estas reflexiones se han venido dando en Alemania, aunque yo no las pude seguir de cerca, pues entre 2001 y 2005 estuve viviendo en Francia. No obstante, desde el Mediodía francés nos era posible recibir ecos de estos replanteos y creo que en el mundo entero se hayan oído algunas reflexiones sobre la "Ostalgie". Acaso el exponente más renombrado haya sido la película "Good bye, Lenin".
El viaje en la S-Bahn permite ver los matices de la ciudad desde el este hasta el oeste. También, ver que el pasado va quedando atrás. El tren pasa por la Estación del Este (Ostbahnhof, antigua estación central oriental) y por Jardín Zoológico (Zoologischer Garten, antigua estación central occidental)...En el medio de ambas está la nueva Estación Central de Berlín, que por su imponencia resalta muchísimo sobre las dos anteriores.
Algo, que, además me sorprendió muy positivamente es haber encontrado en Charlottenburg a un viejo conocido y querido habitante del este: el Ampelmann, u hombrecito del semáforo.
Hace unos años estuvo al borde de la desaparición... pero por cierto, el Ossi Ampelmann es más lindo,más pintoresco y original que su par occidental. Afortunadamente ha sido rescatado de su confinamiento oriental y ahora se pasea por toda Berlín. Espero que en algún tiempo podamos verlo también por otros lugares de Alemania. Espero también que así como es posible reconocer que valía la pena rescatar al Ampelmann del este, también puedan reconocerse otras buenas cosas que vienen del este. Acaso seam los alemanes orientales quienes puedan contribuir mejor a la integración de los 15 nuevos estados de la Unión Europea que son parte de la Europa del este. Quien nos dice... los Ossis pasen al frente...
Desde allí debía viajar a Charlottenburg, refinado barrio del oeste. Justamente allí festejaríamos el exceltente resultado de la defensa de tesis de Lyndon. El viaje a través de Berlín no deja de despertar cierta curiosidad, de hacer que me pregunte cómo habrá ido cambiando la ciudad a lo largo de los años. Yo ya la conocí reunificada, de hecho, ya toda Alemania estaba reunificada desde diez años antes, cuando yo llegara a Berlín en septiembre de 2000. En esa época, era ya posible recorrer el Ku'Damm junto a Frank, nativo de Berlín este. Ya por ese entonces, orientales y occidentales trataban el mismo asunto, o casi. Sin embargo, yo nunca dejé de percibir un menosprecio por todo lo que tuviera que ver con el este alemán. No sólo con la política gurbernamental de la RDA, sino con cualquier cosa. Para mí ha sido siempre algo difícil de entender, pues para unificar dos países creo que el diálogo entre los pueblos debía ser algo necesario.
Desde hace algunos años estas reflexiones se han venido dando en Alemania, aunque yo no las pude seguir de cerca, pues entre 2001 y 2005 estuve viviendo en Francia. No obstante, desde el Mediodía francés nos era posible recibir ecos de estos replanteos y creo que en el mundo entero se hayan oído algunas reflexiones sobre la "Ostalgie". Acaso el exponente más renombrado haya sido la película "Good bye, Lenin".
El viaje en la S-Bahn permite ver los matices de la ciudad desde el este hasta el oeste. También, ver que el pasado va quedando atrás. El tren pasa por la Estación del Este (Ostbahnhof, antigua estación central oriental) y por Jardín Zoológico (Zoologischer Garten, antigua estación central occidental)...En el medio de ambas está la nueva Estación Central de Berlín, que por su imponencia resalta muchísimo sobre las dos anteriores.
Algo, que, además me sorprendió muy positivamente es haber encontrado en Charlottenburg a un viejo conocido y querido habitante del este: el Ampelmann, u hombrecito del semáforo.
Hace unos años estuvo al borde de la desaparición... pero por cierto, el Ossi Ampelmann es más lindo,más pintoresco y original que su par occidental. Afortunadamente ha sido rescatado de su confinamiento oriental y ahora se pasea por toda Berlín. Espero que en algún tiempo podamos verlo también por otros lugares de Alemania. Espero también que así como es posible reconocer que valía la pena rescatar al Ampelmann del este, también puedan reconocerse otras buenas cosas que vienen del este. Acaso seam los alemanes orientales quienes puedan contribuir mejor a la integración de los 15 nuevos estados de la Unión Europea que son parte de la Europa del este. Quien nos dice... los Ossis pasen al frente...