Hace muchos años, lo celtas descubrieron en la isla de Brittannia una fuente de aguas termales. En ese lugar, se estableció el culto de Sulis, la deidad local. Los latinos llegaron allí tiempo después y construyeron un templo más sofisticado e integraron el culto de Sulis al culto de Minerva (Atenea para los griegos). La imagen local era conocida como Sulis Minerva, dejando contentos a los vernáculos y a los meridionales recién llegados.
Junto al templo y a la surgente sagrada, nuestros ancestros establecieron una casa de baños con tutti i fiocchi: natatorio, tepidarium (sala tibia), caldarium (sala caliente), laconicum (sala de calor intenso y seco), frigidarium (sala fría) y locales para cambiarse, relajarse, recibir masajes, etc.
Junto al templo y a la surgente sagrada, nuestros ancestros establecieron una casa de baños con tutti i fiocchi: natatorio, tepidarium (sala tibia), caldarium (sala caliente), laconicum (sala de calor intenso y seco), frigidarium (sala fría) y locales para cambiarse, relajarse, recibir masajes, etc.
La ciudad que creció en torno a esos célebres baños se llamó "Aquae Sulis" ("Aguas de Sulis"). Aún hoy se pueden visitar las instalaciones recuperadas en el s XIX. El sistema de llenado y desagüe de la piscina funciona perfectamente. La principal diferencia con los tiempos antiguos es que está a cielo abierto y no bajo un techo. Eso hace que las aguas de Sulis Minerva, llenas de minerales y expuestas al sol, sean caldo de cultivo para las algas. Cuando algo se hace para durar, puede permanecer durante siglos!
Hoy esta ciudad recibe el prosaico nombre de Bath (Baño)... nada original, pues así se llaman otras ciudades termales: Baden-Baden (Baden-Wuerttemberg, Alemania), Hammamat (Túnez), Ax-les-Bains, Ax-les-Thermes (Francia). Es un lugar muy hyggelig o muy gemütlich, pero creado por los latinos, a quienes aún hoy nos cuesta encontrar una traducción precisa para estos términos, pero a quienes no nos cuesta entender qué significa tener un momento de placer personal.
La marca latina sigue presente en la Gran Bretaña de hoy: el lenguaje literario o culto está compuesto fundamentalmente de términos provenientes del latín, la cultura francesa es sinónimo de refinamiento, la gastronomía italiana representa el buen gusto. Y, como para variar un poco la cerveza en un pub después del trabajo, es posible y divertido probar unas tapas en algún bar hispano. Miles de años después de que Romulus marcara el surco que delimitaba la Ciudad Eterna en su origen, los latinos seguimos compartiendo nuestros saberes. Llevamos los nuestros dictados por Minerva. Adquirimos los nuevos, dictados por Sulis. Construimos las nuevas termas para beneplácito de los celtas y de los inmigrantes mediterráneos. Tomamos cerveza de cereales del norte y traemos nuestro vino de uvas mediterráneas. Salve!
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